miércoles, 29 de abril de 2015

Ernst Hartmann, médico alemán, fue el verdadero padre de las investigaciones modernas sobre el campo energético de la tierra. INTERESANTE ARTICULO NOEMI TU TATA MAYA

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Los antiguos chinos preconizaban que la tierra era un organismo vivo. Y como tal era capaz de generar energías de diferente tipo, que en ocasiones hacen que la tierra se autoregule, provocando eso que conocemos como terremotos, huracanes, etc., lo que daría la explicación "científica" del FENG-SHUI. 


Ernst Hartmann, médico alemán, fue el verdadero padre de las investigaciones modernas sobre el campo energético de la tierra. Durante más de 10 años elaboró un estudio sobre las influencias en el ser humano del medio ambiente. En 1935 y tras numerosas experiencias, llegó a la conclusión de que la salud física y mental de las personas depende en gran manera del lugar en el que viven. 

Concluyó que la tierra está recubierta de una red global de ondas fijas que parecen ser producidas por una radiación terrestre, que proviene del interior del planeta y que se ordena en forma de retícula a su paso por la corteza terrestre. 

Estas líneas se orientan en función de los polos geomagnéticos. Tienen 25 cm. de espesor y se separan 2,5 metros de forma paralela, las que van de norte a sur y 2 metros las que discurren de este a oeste. 

Bien, ¿y cómo influyen estas supuestas líneas en nuestra salud? 

Las líneas por si solas no son problemáticas, su radiación es demasiado débil para afectarnos. Sin embargo, el espacio de cada cuadrícula que forman, parece ser que en su interior, el organismo de un individuo experimenta constantes biológicas más armonizadas. Sin embargo, los cruces de estas líneas, desprenden una mayor energía negativa hacia el entorno, lo que se conoce como corrientes telúricas. 

LA ENERGÍA TELURICA es electromagnética y del tipo gamma. Parece ser que es generada por el núcleo semi-fundido de la tierra, genera con un movimiento de convección una corriente electromagnética que recorre las diferentes capas de la corteza terrestre hasta su superficie. 

La tierra y la atmósfera actúan como un condensador donde la tierra está cargada de ionización positiva y la atmósfera de positiva en sus capas altas. Y nosotros en medio con todo lo que ello conlleva. 

Cuando realmente son nocivas es al interaccionar la energía negativa de la tierra con la energía positiva del Aire, además de con la energía de corrientes de Agua subterráneas o fallas geológicas, Fuego. Tiene lógica, ¿verdad?. Científicamente diremos que se produce una mayor ionización positiva y se liberan importantes cantidades de gas Radón. 

Si se construye en alguno de estos lugares, se corre el riesgo de padecer trastornos psicofísicos en nuestra salud. Son los lugares llamados geopatógenos (capaces de causar enfermedad) y esto no es ninguna fábula. 

Por lo general se comienzan a apreciar los efectos nocivos alrededor de los 3-4 años de estar viviendo en uno de estos lugares, aunque no se excluye que empiecen antes, dependiendo de la intensidad de tales energías. 

En la naturaleza encontramos los Bioindicadores. Los animales son magníficos en esto. Se ha constatado que perros, vacas, ovejas, cabras, caballos, aves de corral, elefantes y roedores, identifican muy rápido estos lugares y los esquivan de inmediato. En cambio, el gato, algunos tipos de hormiga, cucarachas, lechuzas y abejas entre otras sienten agrado y atracción hacia ellas. Los escarabajos y termitas también son atraídos por ellas, así como los parásitos y microbios. 

Las plantas también nos avisan con eficacia. El roble y el sauce, los abetos parece que adoran estas líneas. Pinos, abedules, frutales por el contrario no prosperan en ellas. Un dato cierto: Allí donde crece un roble centenario con salud, existe una de estas líneas.

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