lunes, 7 de julio de 2014

CUAL ES TU ACTITUD? TU TATA MAYA

¿CUAL ES TU ACTITUD?

ActitudPositiva
Lialdia.com / *Elías D. Galati/ Buenos Aires/ Argentina/ 7/7/2014 – La vida nos propone situaciones diversas, algunas que hemos premeditado y buscado, y otras que suceden por circunstancias ajenas a nuestra voluntad.
En el curso de nuestra existencia, nos encontramos permanentemente con situaciones no resueltas, con carencias en nuestra satisfacción o nuestro deseo, y mientras algunas se van cumpliendo, aparecen otras o quedan relegadas algunas que a lo mejor son más caras a nuestros sentimientos, y que no podemos cumplir.
Nuestra actitud ante esta circunstancia, que es la esencia de la vida, ya que crecer, progresar, cambiar  y esperar son constantes invariables, determinarán quienes somos y como procedemos, y además nos indicarán la forma en que nuestro espíritu encara el devenir, y como actuamos.
Dos emociones pueden aparecer en nuestro interior ante la espera o la no concreción de lo que proyectamos.
Una de ellas es la expectativa, que se vive con placer, con ímpetu, tratando de cambiar el esquema para lograrlas, teniendo conciencia de nuestra finitud y de la  imposibilidad de conseguir todo lo que queremos, pero esforzándonos por conseguirlo.
Esperamos, con confianza y con fe, que alguna vez lo logremos, y seguimos nuestra vida viviéndola con pasión y firmeza.
La otra es la carencia, vivirla con tristeza, con desazón, pensando que somos incapaces de conseguirlo, que tenemos mala suerte, que el mundo se ha complotado en nuestra contra, y que los que nos rodean en lugar de ayudarnos nos boicotean.
Vivimos amargados, con rencor, no disfrutamos de las cosas que tenemos, ni de la gente que nos rodea, y siempre estaremos angustiados y deprimidos esperando una agachada o una mala reacción de los demás.
¿Qué hace que el hombre confíe o se angustie?
Cual es el componente psíquico que nos lleva por uno u otro camino.
Porque independientemente de la formación, de nuestros genes, de la forma en que fuimos educados, hay un momento en el cual debemos tomar conciencia de nosotros mismos y saber que somos artífices de nuestro destino, dentro de las capacidades relativas y las incapacidades que tenemos.
Hay un principio sentado hace milenos por Sócrates que dice: conócete a ti mismo.
Es elemental en esta ecuación, saber quien uno es, cuales son sus límites, cuales sus preferencias, y para que sirve, y para que no.
También despojarse de emociones malsanas que nos carcomen el espíritu, el rencor, la envidia por incapacidad, el deseo que a los otros le vaya mal o no cumplan sus proyectos, porque a nosotros no se nos cumplen, nos llevan a esta desazón existencial.
Aprovechar al máximo las oportunidades, poner la mayor y la mejor voluntad en las cosas que se nos ofrecen, y tener la valentía y la humildad de saber porque luchar para conseguir lo que merecemos, como así también saber escuchar, recibir consejos y aceptar la ayuda bienintencionada nos dará la oportunidad de creer y esperar.
Un espíritu bondadoso, solidario, pacífico y un trato dulce y amable contribuirán a que nos sintamos bien, y aceptemos los avatares de la vida.
La aceptación y el cumplimiento de nuestro deber será motivo de alegría y paz interior, en especial cuando el deber contiene lo que verdaderamente somos y debemos en la forma de nuestro comportamiento, porque como decía Kant, si el deber ser carece de contenidos, no es nuestro deber.
Recuerdo haber escrito hace unos años un poema
Al tomar la rosa
entre mis manos,
una espina
desgarró mi piel.
Puedo lamentarme
por la herida,
o aspirar el perfume
que  de ella emana
y embriagarme
con su aroma.
Puedo sufrir
los avatares de la vida,
o gozar viviéndola.
Gocemos la vida, disfrutemos el presente y lo que nos depara, y confiemos que en su momento nuestros deseos serán satisfechos y nuestros proyectos cumplidos, y si no se dan aceptemos el designio porque hemos hecho todo lo posible a nuestro alcance y hemos dado todo de nosotros para conseguirlo.
*Elías D. Galati

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