Hagamos lo que nos es fácil y natural, sin inquietarnos ni preocuparnos por lo que viene.
Regálate un momento diario. Observa y libera todas las tensiones, no te esfuerces o critiques.
Comienza tu día con una nueva consigna. Permítete disfrutar, aprende a querer estar contigo.
Escúchate.
Una mente serena y un cuerpo relajado dependen de una decisión: la nuestra.
Date permiso para modificar tus hábitos: estar tenso continuamente es una costumbre que se puede aprender a modificar.
Para el mundo y bájate al tuyo.
Aprende también a separar lo esencial,lo necesario, lo importante.
Aligera tu equipaje.
Encuentra tu propio camino y síguelo sin importar lo que piense nadie.
¡Sé feliz! Te lo mereces y es la única receta que sana el alma...
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