El cáncer, esa maldita palabra a la que
todos tememos y que parece que se ha convertido en una auténtica plaga
en esta sociedad del siglo XXI. No obstante, no se trata de una
enfermedad de este siglo ya que, según demuestra un estudio, se ha
encontrado un esqueleto de hace 3.200 años con cáncer y metástasis. El
caso es que quizá antes no se sabía qué era y por eso no se detectaba,
no había las posibilidades que nos brinda la medicina y la investigación
científica de la actualidad. Eso sí, hay que tener en cuenta que, según
los expertos, la incidencia en el número de casos ahora es mayor dadas
nuestras costumbres, ambientes y ritmos de vida.
A pesar de que
el cáncer es una de las principales causas mundiales de muerte hoy en
día, sigue escaseando en el registro arqueológico en comparación con
otros estados patológicos, dando lugar a la conclusión de que la
enfermedad es principalmente un producto de la vida moderna y el aumento
de la longevidad. Estos hallazgos
sugieren que el cáncer no es sólo una enfermedad moderna, sino que ya
estaba presente en el valle del Nilo en tiempos antiguos. Así, este
ejemplo de hace 3.200 años demuestra que se trata de una enfermedad
bastante longeva. De hecho, a juicio de los arquéologos que han
estudiado el esqueleto, se trataría del ejemplo completo "más antiguo"
del mundo de un ser humano con cáncer metastásico. Se trata del
esqueleto de un joven adulto de sexo masculino que fue encontrado por
una estudiante de doctorado de la Universidad de Durham, en una tumba en
el actual Sudán en 2013 y se remonta al 1.200 AC.
Evidencia de carcinoma
Los análisis han revelado evidencia de carcinoma metastásico, el cáncer
que se ha diseminado a otras partes del cuerpo desde donde se inició, a
partir de un tumor maligno de los tejidos blandos repartidos en grandes
áreas del cuerpo, por lo que es el mejor ejemplo completo convincente
de cáncer metastásico en el registro arqueológico. Pero, ¿para qué
servirá este hallazgo? Los investigadores de la Universidad de Durham y
del Museo Británico dicen
que el descubrimiento ayudará a explorar las causas subyacentes del
cáncer en las poblaciones antiguas y proporciona una visión de la
evolución del cáncer en el pasado. Además, análisis de ADN antiguo de
esqueletos y momias con evidencia de cáncer se pueden usar para detectar
mutaciones en genes específicos que se sabe que están asociados con
tipos particulares de cáncer.
La autora principal, Michaela
Binder, estudiante de doctorado en el Departamento de Arqueología de la
Universidad de Durham, excavó y examinó el esqueleto. "Nuestro análisis
muestra que la forma de las pequeñas lesiones en los huesos sólo puede
haber sido causado por un cáncer de tejidos blandos a pesar de que el
origen exacto es imposible determinar solo a través de los huesos",
señala. El esqueleto es de un hombre adulto de 25 a 35 años de edad
cuando murió, y fue encontrada en el sitio arqueológico de Amara West en
el norte de Sudán, situado en el Nilo, 750 kilometros aguas abajo de la
moderna capital del país, Jartum. Fue enterrado extendido de espalda,
dentro de un ataúd de madera pintado muy deteriorado y provisto de un
amuleto de loza vidriada.
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