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El
cadáver del maestro Carrasco fue descubierto por unas vecinas,
extrañadas porque la luz de la casa del maestro hubiese estado encendida
toda la noche, así como la puerta abierta, aunque nadie respondía a las
llamadas. Muy apreciado por sus vecinos, el músico montillano había
iniciado su carrera en escenarios de Andalucía y el País Vasco, antes de
convertirse en acompañante ocasional de Pepe Marchena y dar el salto al extranjero, donde tocó en Francia, Alemania o Japón.
El cuerpo de Carrasco
estaba boca abajo, atado de pies y manos y con la cara destrozada a
golpes, prácticamente irreconocible. Los guardias civiles que acudieron a
la llamada de las vecinas se encontraron la vivienda completamente
desordenada, con los cajones de los muebles abiertos y todo el contenido
revuelto por el suelo. Además, varias cerraduras habían sido forzadas.
El cadáver estaba en la planta baja de la casa, una habitación que
servía de estudio a la víctima y donde impartía clases de guitarra a sus
alumnos.
El sospechoso rumano y los palos de ciego
Los agentes descubrieron que Luis Carrasco
había sido recientemente objeto de otra agresión, cuando, un mes antes
de su muerte, un desconocido le atacó causándole heridas en la cabeza y
un hematoma en el rostro. La autopsia reveló que varias personas habían
intervenido en la muerte del guitarrista, señalando el estrangulamiento
como causa final del fallecimiento. Respecto al móvil del crimen, todo
apuntaba a un robo ya que, entre otras cosas, los agresores se habían
llevado el teléfono móvil de la víctima y las llaves de la casa.
El
14 de enero de 2009, la Guardia Civil detenía en Tordesillas a un
hombre de nacionalidad rumana, de 22 años, que estaba en busca y
captura, por su presunta participación en el asesinato. Tras declarar en
un juzgado de Montilla, el detenido ingresó en prisión preventiva. Sin
embargo, un mes más tarde quedaba en libertad después de que las pruebas
biológicas descartasen que su ADN o sus huellas dactilares se hallasen
en el lugar del crimen. Desde entonces no ha surgido ninguna pista que
lleve a los investigadores a la resolución el caso.
José Manuel Gabriel
josemanuelgabriel@extraconfidencial.com
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