sábado, 30 de agosto de 2014

Musicoterapia transpersonal, acuerdense que es mi tema como Violinista y músico profesional y Maestro, gracias Mario Valmore, su AMIGO MARIO VIDES Y TATA MAYA

Musicoterapia transpersonal

La intencionalidad en lo cotidiano



por F.Fernando Ruiz-Torres.

"La subjetividad no recibe pasivamente             las impresiones de los objetos en sus órganos sensoriales,             la subjetividad funciona activamente en el conocimiento y configuración             de los objetos y funciona a través de actos, de acciones fuera             de sí que le permiten dar con ella misma, verse reflejada en             los objetos que intenciona". R. Zúñiga.
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El acto de la vida se ha convertido, para muchos, en un vulgar círculo           de tedio y monotonía. Las presiones sociales, la rutina           neurótica, las tensiones por resolver los problemas de la vida           nos apartan del sentido, de la intención que le queremos dar           a nuestra existencia. Así -sin detenernos a reflexionar que si           pusiéramos intención de espíritu al marasmo cotidiano           podríamos convertirlo en algo sustantivo- sufrimos en lo ilusorio           y desdeñamos la extraordinaria oportunidad de dar expresión           a lo trascendente. Entonces, para cubrir ese vacío existencial           y dar un respiro a la ansiedad, optamos por el absurdo convencional           de agendar el encuentro con el espíritu superior, de dar a la           experiencia espiritual su tiempo y su lugar aparte: en la misa dominical;           en los cursos o el taller que se toma con tal gurú; en los retiros           espirituales; en los momentos (generalmente pocos) de recogimiento interior.           Es innegable que todo esto es de gran ayuda, sin embargo lo           sagrado es el instante, de modo que vivir espiritualmente es           la intención de reconocer que cada momento es una bendición           eterna, que la vida toda no por fragmentos- es Dios en manifestación.
Se hace necesario entender que vivir espiritualmente es un compromiso           transpersonal, es la Vía que enseñan todas las religiones           (Orientales y Occidentales), es el Estado de Gracia que han conocido           los grandes maestros. Para ello no es necesario recluirse en un monasterio           o irse a vivir a una ermita. Desde donde te encuentres ahora, sea en           un camión, en la escuela, en el trabajo, en la calle o en tu           casa, el universo te está dando oportunidades de mejorar al mundo.           Es aquí donde la intencionalidad une lo que nos presenta el universo           con la representación-intención que nosotros demos a éste           (...) estableciéndose así -dice Rodrigo Zúñiga-           la relación cognoscitiva, en la que sujeto y objeto se determinan           mutuamente (no existe ningún objeto sin un sujeto que lo construya,           ni tampoco existe un sujeto sin un mundo que le es obligatorio vivir).

Un ejercicio sencillo para ejercitar la intencionalidad es           el siguiente:           Escuchar por la mañana y por la noche durante tres días           seguidos El Bolero de Ravel (Maurice Ravel 1875-1937)           pieza de características interesantes para el tema que nos ocupa:           se trata de una pieza en tono de do mayor (símbolo           de lo elemental), lo que la hace accesible al oído. Es           la repetición obstinada de un mismo tema (representa           lo cotidiano), pero que, sin embargo, cada reiteración           del motivo es diferente por la voluptuosidad progresiva de la instrumentación           (que significa el enriquecimiento de la vida a           partir de la intencionalidad). La modulación de do a mi           mayor, en la cúspide del Bolero, quiere decir que un mismo tema           puede ser interpretado en otra tonalidad (es decir           que una misma experiencia puede ser entendida desde una perspectiva           completamente distinta). Al escuchar esta música se deberá           hacer un esfuerzo sincero por entenderla intuitivamente en relación           a la intencionalidad que, se recomienda, lejos de aplicarla a eventos           sofisticados o intelectuales, se descenderá a lo sencillo de           la vida cotidiana. Estos son algunos ejemplos que a partir del cuarto           día se llevarán a la práctica:
 Despertar.           Cada vez que sale el sol abres los ojos a un renacimiento, a una extraordinaria           oportunidad para cerrar ciclos, para perdonar, para dar amor ilimitado           e incondicional, para hacer más habitable este mundo y para alcanzar           la misión interior a la que hemos sido llamados(as). Mostrar           nuestro agradecimiento al universo en cada renacimiento con oración           o meditación significa un comienzo en compromiso con el espíritu.        
 Baño.           El agua es el símbolo de la pureza y la purificación de           cuerpo, mente y espíritu. Bañar cuerpo, mente y espíritu           significa limpiar las impurezas físicas y hacer un esfuerzo sincero           por ser mejor o aún por cambiar para bien el sentido de tu vida.           El Buda, antes de iniciar su camino hacia la iluminación           purificó cuerpo y espíritu en las aguas del río           Nairanjana, lo que significó la determinación de su más           alta búsqueda. El maestro Jesús...fue           bautizado. Al instante que salió del agua se le abrieron los           cielos y vio bajar el Espíritu de Dios a manera de paloma, y           posar sobre (Mateo 3,16). Ahí comenzó su misión.           Que cada baño que hagas sea de aguas bautismales para la purificación           de cuerpo, mente y espíritu en la conciencia de tu más           sagrado compromiso interior.
 Desayuno.           El ayuno es la ausencia de alimento físico en el organismo y           es otra manera de purificación. El ayuno nocturno (lo haces cada           noche) se debe ofrecer al espíritu. Al ayuno nocturno le sigue           el desayuno. En muchos templos se procura que esta primera comida sea           frugal, preferentemente vegetariana y con el ánimo de nutrir           el cuerpo y darle fuerza para seguir el abrupto sendero espiritual.           Es importante bendecir los alimentos y no mostrar desagrado por ninguno           de ellos, más bien agradecimiento. Finalmente se debe servir           únicamente lo que se va a comer sin dejar ni una migaja.
 Trabajo           en casa. Antes o después del desayuno es importante,           para el desarrollo interior, el trabajo físico. Hace poco más           de mil años que el monje Huai-Hai enseñó           esta manera de merecer los alimentos, es memorable su frase: Si no trabajo           no como. La tradición Zen la conoce con el nombre de Samu           y en los templos consiste en barrer, sacudir, trapear, limpiar excusados,           paredes, puertas y ventanas con el fin de hacer meditación concentrada           en movimiento, dar vigor al cuerpo y fortalecer la mente.
 Trabajo           en fábrica, oficina. El Óctuple Sendero enseña,           entre otros, el medio de vida justo que reza: La profesión o           el oficio, deberán ser útiles y benéficos para           todos los seres vivientes. El medio de vida justo es honorable, irreprochable           e inofensivo. Cumpliendo con este principio, cualquier trabajo que uno           desempeñe para ganarse el sustento es, en realidad un trabajo           espiritual, no importa que sea a altos niveles ejecutivos o barriendo           calles, en el fondo es un servicio a la humanidad, un tributo a la vida.           El trabajo bueno ennoblece, el trabajo es la expresión del espíritu           y deberá desempeñarse con amor y concentración,           con armonía y ánimo de servicio.
 Estudio.           El desarrollo intelectual es muy importante porque cumple con un principio           metafísico: la ley del no estancamiento mental. Se deberá           tener especial cuidado en no menospreciar a nadie que tenga menor información           educativa, al contrario, el espíritu del compartir sanamente           -con tus compañeros menos adelantados- el conocimiento que has           adquirido, es un buen ejercicio espiritual porque debilita el egoísmo,           anula la competitividad absurda y apacigua al ego intelectual que te           vuelve irónico con lo que te rodea, cínico ante cualquier           otro punto de vista distinto del tuyo, te hace creer que vales más           que otros porque sabes más. El esfuerzo           intelectual es tan importante como la meditación silente, ambos           son Uno.
 Comida.           Insisten los maestros: No despreciéis los sagrados alimentos           por su sabor fuerte ni os hartéis con los de sabor agradable.           Nuevamente se recomienda, en lo posible, no consumir carnes de animal,           comer solamente lo necesario para tener el vigor para las tareas del           día, agradecer la comida al Creador, pedir por los que no tienen           un pan, estar en armonía con quienes se comparten los alimentos,           y comer. Por comer se entiende concentrarse en cada bocado, descubrir           los varios sabores que tiene cada platillo, disfrutar verdaderamente           el proceso vital. Es común que el periódico, una conversación           o la mente nos distraigan fácilmente, sin embargo uno debe regresar           a la maravillosa experiencia de comer, de estar presente en ese instante.           Es importante no desperdiciar los alimentos.
 Paseo,           distracción. A la tensión le sigue la relajación,           al impulso la distensión. Es de primer orden el sano esparcimiento           para la salud física y el equilibrio mental. Incluso en los monasterios           de disciplina más rigurosa se da a los monjes un par de horas           para el descanso o el relajamiento. Procura un descanso, todos los días,           en relajamiento sano: un buen concierto, un paseo con quien más           te agrade, una película que promueva los más altos valores,           una conversación sana de sobremesa. Se recomienda dejar a un           lado las presiones de los compromisos y la disciplina.
 Cena.           La cena es el último alimento del día y, en la simbología           metafísica, se entiende como el último alimento o la Ultima           Cena. Antes de cenar se agradecerá la oportunidad de un día           más comprometiéndose a reparar los errores y acrecentar           las virtudes. Este alimento recuerda la cena de los apóstoles           con el maestro Jesús, por tanto es un alimento que se hace con           la conciencia de no traicionar nuestro propio espíritu crístico           entregándolo a las ilusiones del mundo, no negar tres veces nuestro           compromiso con nuestro maestro interior. La cena es la comunión           y el refrendo de nuestro compromiso hacia la luz.
 Relación           íntima. El esposo, la esposa, el compañero, la           compañera, son la energía complementaria. Es preciso la           unión de dos seres para la armonía. El realizar cierta           clase de método para mejorar la salud o lograr estados especiales           de conciencia es bueno siempre y cuando sean como ejercicios y nunca           como sustituto de una plena relación sexual. Usar a la compañera           o compañero para equilibrar mis energías sin pensar en           su bienestar es egoísmo. Lo mejor es la entrega absoluta, el           dar. Es importante liberar y manifestar (y procurar en la pareja) la           sensualidad y el placer en toda su expresión, sin complejos morales           o tabúes. Las añejas creencias de relacionar el sexo con           el pecado han causado más estragos matrimoniales que las dificultades           financieras. Las relaciones sexuales sin violencia de ninguna índole-           también son expresiones del amor y del espíritu.
 Dormir.           El dormir es ayunar, reflexionar en las esferas de otras realidades           dimensionales. Es estar en la responsabilidad del no abandono. Con esto           se quiere decir que aún en sueños debemos estar con la           conciencia alerta. Dormir no quiere decir que se ha terminado el trabajo,           al contrario, en la realidad-sueño hay labores que desarrollar           tanto para la evolución propia como la de los seres vivientes;           en sueños se pueden visualizar las realidades por venir y desechar           los infiernos que nos alejan de la luz; en viajes astrales es posible           dialogar frente a frente con los maestros y maestras de la luz para           una mejor guía en nuestra misión. Dormir es despertar           a otra realidad que también exige disciplina y compromiso con           el espíritu.
En verdad, el vivir espiritualmente es           un acto de la vida.<iframe width="420" height="315" src="//www.youtube.com/embed/Q4wb11w0ZHQ?wmode=opaque&autoplay=1" frameborder="0"></iframe>

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